Proyecto MEXILAND

Cada vez que viajé fuera de México quería llevármelo conmigo y regalarle a quienes conocía en el camino un pedacito de la riqueza cultural de este gran lugar que a muchos, nacionales y extranjeros, nos enamora.

Pienso en mi país y a mi mente vienen infinitas texturas, sabores, formas, sonidos y sobre todo, colores. Colores en los bordados típicos, en las calaveritas de azúcar, en los maravillosos alebrijes, en las floridas trajineras de Xochimilco, en las canicas, los trompos y el balero, en las muñecas de trapo que hacen a mano y venden nuestras mujeres indígenas, colores en las piñatas, en el papel picado y en otros tantos elementos que nos caracterizan y representan como mexicanos.

Así es como surge MEXILAND, después de un largo proceso y desde el deseo de llevar nuestro colorido a otros lugares del mundo. ¿Cómo?, a través de postales, únicas e irrepetibles, porque al elegir una postal y colorearla, no habrá otra igual en todo el mundo.
Esta primera edición está integrada por 20 postales para colorear, las cuales están a la espera de que seas tú quien las llene de color y las mande a viajar a otros rincones del mundo.

Desprende, colorea, envía, y no te olvides de tomar foto de tu postal y etiquetarme en Instagram (@crisjuarex) junto con el hashtag #mexiland 🙂

Para adquirir tu set de postales mándame un DM en Instagram 😀

El eco de tu voz

Caminabas de un lado a otro de la habitación; por la ventana, detrás del escritorio, pasaban los rayos del sol de aquel martes, y ese sol te iluminaba la espalda.

Yo estaba sentada y tranquila, y no hacía otra cosa más que escucharte y mirar tu ir y venir, mientras tratabas de explicarme eso que para ti era tan importante que yo comprendiera.

El piso de madera, el librero lleno de libros, la ventana angosta y alta, las cortinas blancas, el sol que brillaba sobre tu espalda, la silla tan cómoda, tu camisa marino de manga larga, tu jean negro, el sonido de tus pasos sobre el parquet, tus zapatos negros, tu cabello, tus gestos, haces ademanes con las manos intentando explicarte, al final te detienes frente a mí, te inclinas y apoyas tus manos en la silla, me miras y escucho tu voz, tus palabras que me hacen eco: ‘está bien, te lo voy a decir, tengo que decirte algo’.

Entonces, miro el reloj
6:30 am.

Inventario de viaje

Viajé sola durante mucho tiempo, 
Viajé buscando.mé y buscando.té
Viajé con miedo, y viajé valiente
Viajé sin plata, y forrada en verdes
Viajé para olvidar y también para recordar
Viajé para no volver, pero siempre volví
Viajé, me fui, me dejé sorprender una y otra vez
Viajé a lugares donde nadie me esperaba y donde hoy hay corazones que esperan por mí 
Sembré y coseché
Primavera, verano, otoño, mil inviernos, en cualquier estación se puede ser feliz
Tiré piedras en ríos, en lagos, en la mar
Subí y bajé montañas, vi el sol ponerse y caer
Caminé sin rumbo, y con una dirección en la mano
Viajé en barcos, aviones, autobuses, subte, trenes, bicicletas y hasta en el auto de algún extraño
Me aventuré, confié, sin importar cuán frágil me sentía y cuán vulnerable era.

No más viajes en soledad, it´s over
La vida es buena.

68

Compré flores para mi padre, y de pronto sentí, que no hay cosa más triste que regalarle flores a un muerto.

A 68 días de su muerte no logro entender cómo es que pasaron las cosas, cómo es que la vida se escapa en un suspiro y cómo es que ese último suspiro del cual él me hablaba —de cuando su madre murió en sus brazos— pudo alcanzarlo a él. 

Sigo sin entender cómo la muerte puede llegar a ser tan hija de puta y tan indiferente al dolor, sin importarle cuánto duela, sin importarle dejarnos huérfanos de padres, de hijos, de hermanos, de amigos, de amores.